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Las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo tienen un amplio margen de mejora en la comprensión lectora si cuentan con los apoyos u oportunidades adecuadas a la hora de leer un texto.
Esta es una de las conclusiones del estudio titulado “Escalas de competencia lectora. ¿Cómo comprendemos lo que leemos?”, llevado a cabo por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid con el apoyo de Fundación ONCE, y la participación de ocho entidades de Plena Inclusión Madrid (a saber, Asociación APAMA, Asociación ASPACEN, Grupo AMÁS, Fundación ADEMO, Asociación ADISLI, Fundación APROCOR, Asociación CÍRVITE y Fundación ALAS).
Tal y como señalan sus autores, si bien en el ámbito de la accesibilidad cognitiva y, más concretamente, de la comprensión lectora en personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, se han desarrollado algunas metodologías que facilitan la comprensión lectora, tales como la Lectura Fácil (herramienta que permite adaptar textos para facilitar la comprensión de aquellas personas que no tienen el hábito de leer), es fundamental complementar esta propuesta de lectura, incidiendo aún más en la comprensión y en las estrategias que el lector necesita desarrollar para mejorar sus competencias lectoras.
Por ello, se propone la aplicación de una nueva concepción de la comprensión y la evaluación de las competencias lectoras de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, en aras de mejorar la adaptación de los textos y comprobar el rendimiento de este colectivo en pruebas que tienen un mayor o menor grado de adaptación, siguiendo las pautas de Lectura Fácil.
El propósito general de este estudio es desarrollar una escala de competencia lectora para personas adultas con discapacidad intelectual o del desarrollo que permita generar distintos niveles de complejidad de los textos siguiendo los criterios de dificultad y complejidad establecidos en el Plan Curricular del Instituto Cervantes (PCIC) y del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL).
Para tal fin, han contado con 218 participantes: 155 personas adultas con discapacidad intelectual o del desarrollo y 68 estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en su último curso de grado universitario, a los que se aplicaron dos cuadernillos, que constaban de dos partes claramente diferenciables: textos (de carácter narrativo y expositivo) e imágenes.
A continuación recogemos algunas de las conclusiones más importantes del estudio, tras analizar cómo se relacionan las características del texto, imagen o fuente de información con las diferentes competencias cognitivas, estrategias lectoras y contextos donde se producen, en los distintos grupos estudiados:
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Nueva concepción lectora: se propone una nueva concepción de la lectura basada en los procesos de comprensión, más acorde con una concepción cultural en la que comprender el mundo supone una necesidad y un derecho de todas las personas. Se ha orientado dentro del marco de Accesibilidad Cognitiva, que tiene como objetivo prioritario comprender el mundo que nos rodea, los entornos concretos en los que vivimos y las personas y objetos con las que nos relacionamos. Los materiales diseñados para esta prueba lectora se sitúan bajo este marco de Accesibilidad Cognitiva debido al distinto grado de adaptación de los textos utilizados.
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Hay una variabilidad muy importante en la muestra de personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. En palabras de los autores, esto supone que, dentro de un mismo grupo se obtiene una enorme variabilidad en todas las pruebas que se han utilizado. Dada la enorme heterogeneidad de las características de las personas asociadas a su rendimiento, es muy probable que las diferencias observadas en el rendimiento en las pruebas se deban, justamente, al diferente uso de estrategias de comprensión que poseen.
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El porcentaje de discapacidad no predice el rendimiento lector, pero el nivel educativo sí lo predice: los resultados de aquellas personas con discapacidad intelectual o del desarrollo que han accedido a una enseñanza de secundaria fueron sensiblemente superiores a sus homólogos con menor nivel educativo. Para los investigadores, este sí sería un predictor claro que mejora directamente el nivel de competencia lectora.
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En la prueba de lectura han detectado un buen nivel de competencia lectora en ambos grupos, las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y el grupo control formado por estudiantes universitarios. Todas las personas con discapacidad que han participado en este estudio tienen un margen de mejora en su rendimiento lector y en el desarrollo de sus estrategias lectoras, siendo el tiempo un «gran aliado» para ellos: al disponer de una mayor cantidad de tiempo, pueden obtener un mejor rendimiento.
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Las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo con un grado de discapacidad alto (mayor de un 70%) o con estudios muy básicos, son capaces de mejorar su rendimiento lector cuando se les da más tiempo, se les motiva, o se les ayuda mínimamente (por ejemplo, en el caso de dictarles las preguntas, o repetirles oralmente las preguntas).
A razón del estudio, este tipo de actividades extra abrirían “una vía nueva de posibles actividades o intervenciones específicas de apoyo”: un mayor grado de motivación puede desarrollarse en el diseño de los textos, en la inclusión de imágenes y gráficos que complementen la información escrita, en el uso del humor, la emoción y el sarcasmo, incrementando de este modo, tanto el interés por la lectura como el desarrollo de estrategias relacionadas con la competencia lectora.
El informe se encuentra disponible en la biblioteca de la Fundación ONCE, o bien directamente a través del siguiente enlace:
Escalas de competencia lectora. ¿Cómo comprendemos lo que leemos?