El vitíligo es una enfermedad que afecta a casi 3 millones de brasileños, y consiste en la pérdida del color de la piel en ciertas zonas. A pesar de que existen muchos tratamientos para combatir este padecimiento, lo más difícil de sobrellevar es el prejuicio de los demás hacia quienes lo sufren.
João Stanganelli tiene 64 años, y empezó a tener signos de vitiligo a los 38. Trabajaba en el campo de la gastronomía, pero, debido a problemas cardíacos, su vida cambió por completo el año pasado.
Sin embargo, João no permitió que eso limitara su vida, por lo que decidió buscar una ocupación para mantener su mente sana, activa y feliz: decidió aprender a tejer junto con su esposa, Marilena.
Él confesó que no fue una tarea fácil, e incluso pensó en darse por vencido, pero persistió. Al cabo de cinco días, ya había tejido su primera muñeca.