En 1983, el chileno Francisco Varela y el estadounidense Adam Engle iniciaron los “Diálogos Mente y Vida”, encuentros donde los budistas del Tíbet intercambian sus conocimientos con científicos occidentales. Varela fue neurólogo graduado en Harvard y profesor en la universidad de París. Engle es economista egresado de Harvard y Stanford. Se han realizado 27 encuentros.
Han participado el Dalái Lama, tibetanos y científicos de todas las ciencias. Encuentros copatrocinados por las mejores universidades e instituciones médicas de Estados Unidos (EU) y Europa.
Lo que han aprendido los científicos occidentales de los tibetanos son conocimientos de la mente que ignoraban. Una trascendental unión de conocimientos que está revolucionando la educación occidental. Estos conocimientos del budismo datan de hace 2 mil 500 años. Buda no es nombre ni título, en sánscrito significa: el que está consciente. No es una religión.
En 2005, en la reunión de Society for Neuroscience, sociedad neurocientífica más grande del planeta, el Dalái Lama inició los Diálogos entre la Neurociencia y la Sociedad, participaron 28 mil 146 científicos.
Los occidentales se dieron cuenta de que les faltaba una enseñanza primordial: la educación de la mente, la parte interna. La enseñanza social y emocional que es la base de todas las otras habilidades, conocida como mindfulness o consciencia plena.
El vicepresidente de la universidad de Harvard define consciencia plena así: “Es una cualidad de estar alerta, consciente. En contraste con una mente llena de múltiples tareas o pensamientos, consciencia plena es un estado de ánimo que tiene la capacidad de prestar atención de manera particular, a propósito, en el momento presente. La consciencia plena puede ser practicada en todas las actividades diarias incluyendo comer, caminar, escuchar y relacionarse con los demás”.
“La meditación de consciencia plena es una de entre una variedad de prácticas de meditación que entrena a la mente a través de un enfoque consciente y deliberado en la respiración, una sensación corporal, un sonido o una palabra. La meditación estabiliza la mente para que podamos ver con mayor claridad cómo las cosas realmente son. Esto nos permite involucrarnos en nuestras vidas con más claridad y sabiduría”.
“Los beneficios de la meditación incluyen aumentos en la concentración, la productividad, la capacidad de [dar amor], recuperación física y psicológica y la capacidad de responder con habilidad a situaciones de estrés. La meditación también es eficaz en la disminución de la depresión, el dolor físico, la reactividad emocional y la dependencia de conductas poco saludables”.
Actualmente, hospitales y universidades de EU y Europa instruyen esta sabiduría. El congresista Tim Ryan introdujo un proyecto de ley ante el Congreso para que estos conceptos se enseñen en las escuelas. Expresó: “Mi objetivo es conseguir que invirtamos más en el activo más importante que tenemos en América, el buen funcionamiento de los seres humanos”.
Esta enseñanza es imprescindible y su práctica garantiza el conjunto completo de habilidades requerido para tener éxito en la escuela, el trabajo y la vida. Los resultados en las escuelas que enseñan esta habilidad, son sorprendentes, pues mejora el rendimiento escolar, la conducta, la cooperación con los demás, las habilidades para resolver problemas, el ambiente escolar, el carácter del alumno, la salud, etc., y disminuye el absentismo, el consumo de drogas y la violencia escolar; crea armonía y felicidad. Los jóvenes deben exigirla: está en internet.
Es la educación más importante adquirida en mi vida. En una carta –disponible en mi facebook– la recomendé a Incae y con gusto oriento a quien le interese obtenerla.
Los aportes de Varela, Engle y del Dalái Lama son indispensables para que los latinoamericanos salgamos de la postración cultural ancestral. Por sus legados, merecerían una estatua en cada ciudad de Latinoamérica. Vivir feliz y ayudar a los demás es ley de la naturaleza.
Fuente: Prensa.com