Regalar juguetes que copian la apariencia de nuevas tecnologías favorece el juego simbólico en niños .


El Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunitat Valenciana ha emitido un comunicado en el que se ofrecen algunas pautas orientadas a elegir el regalo más adecuado dependiendo de la edad y las habilidades que se deban de potenciar o desarrollar en cada etapa.

En él se señala que los aspectos más relevantes que hasta los once años se desarrollan a través del juego tienen que ver con la motricidad, el lenguaje, el aprendizaje cognitivo y la socialización. Daniela Martínez, psicóloga educativa del gabinete psicopedagógico municipal de Mislata (Valencia) asegura que “es muy importante  que los regalos sean adecuados para cada fase de crecimiento, no por adelantarse a su tiempo se favorece su desarrollo”. Los psicólogos aconsejan decantarse por aquellos que favorezcan el juego en grupo y la cooperación sin olvidarse de que el mejor juguete es su propio cuerpo (correr, bailar, saltar).

También recomiendan incluir desde edades tempranas un libro entre los regalos. De esta forma, se estará trabajando el amor por la lectura. Además, señalan que  es conveniente aplicar una regla simple pero útil: el tamaño del juguete debe ser inverso a la edad, a un niño pequeño le corresponde un juguete más grande.

Respecto a la inclusión de aparatos tecnológicos o de apariencia similar a móviles, tablets y ordenadores, Martínez señala que la sociedad influye en los intereses de los niños más pequeños igual que en el resto de personas. Por ello, existen juguetes que calcan estos aparatos utilizados por la población adulta. Los niños/as necesitan imitar para garantizar un correcto desarrollo afectivo y cognitivo, es lo que se llama juego simbólico. Por lo tanto, incluir juguetes de estas características no es descabellado siempre que se combinen con otro tipo de juguetes”.

Los psicólogos señalan que la edad óptima para incluir como regalo teléfonos móviles, tablets, etc. es la adolescencia (a partir de los 13-14 años), estableciendo una “supervisión adecuada de su uso, con los controles parentales pertinentes”.

Ante el exceso de juguetes, el mejor regalo es jugar con los más pequeños.

A menudo los padres, madres y familiares se afanan por encontrar el regalo más grande, el que está de moda, el más caro, el que más lucecitas y colores tiene, etc. cuando lo realmente importante es dedicar a niños/as  tiempo, jugando y divirtiéndose con ellos.

Según Martínez, habría que recuperar algunos aspectos del pasado en el que los niños y niñas salían a la calle a jugar con otros menores de su edad y en los que elementos cotidianos se convertían en los mejores compañeros de juegos. “Deberíamos fomentar el uso de juguetes sencillos ya que permiten desarrollar una mayor creatividad e incluso inventárnoslos, crear nuevos artilugios con nuestros hijos para que, a la vez que trabajamos la imaginación, compartamos con ellos tiempo y diversión. Un regalo que recordarán y agradecerán toda su vida”. Además, la psicóloga asegura que compartir tiempo de ocio con ellos “contribuye significativamente a un desarrollo afectivo óptimo, fortaleciendo su autoestima y ganando confianza y seguridad”.

El juego y el dibujo, señala la psicóloga, son las únicas formas espontáneas que el niño más pequeño tiene para formar su personalidad y experimentar el medio que le rodea. A través de éste, desarrolla sus sentidos, fortalece hábitos, despierta su imaginación, aprende valores, libera tensiones y miedos, o desarrolla la psicomotricidad y la memoria, entre otros”. Por ello, es fundamental, subraya Martínez, que tengan un lugar y un tiempo dedicado a jugar. Los adultos deben de supervisar de forma moderada, sin muchas restricciones ni advertencias negativas. “Hay que dejarlos gritar, ensuciarse e incluso en ocasiones, caerse.  El juego es un medio de aprendizaje. Si lo dirigimos y no permitimos que experimenten, que se equivoquen, que evalúen y que rectifiquen, no les estamos dejando aprender. Jugar es investigar, crear, conocer, divertirse, descubrir… es la expresión de todas las inquietudes, ilusiones y fantasías, que un niño necesita desarrollar para convertirse en adulto”.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que actualmente, y casi durante todo el año, se les compra demasiados juguetes. La psicóloga afirma que “este es uno de los principales errores que cometemos, especialmente en las fechas navideñas. Tendemos a adquirir muchos juegos y juguetes pensando que es lo mejor cuando realmente, la consecuencia directa es que no dejamos que el niño centre su atención, ni conseguimos que establezca una relación afectiva con el juguete”. Martínez argumenta que es importante que el menor sienta sus juguetes como algo valioso y exclusivo para que desarrolle actitudes de cuidado mientras que la sobrecarga, resta valor a los mismos además de obligarle a diversificar la atención entre todos ellos.

Fuente:www.infocop.es

 

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