Cuando escuchamos hablar del Trastorno del Espectro Autista (TEA), el aspecto más notable que observamos en la mayoría de los niños o adultos es la ausencia o demora en la producción del lenguaje, aunque no hay que olvidar la parte no verbal de la comunicación, (también muestran dificultades para establecer contacto ocular, para comprender el significado de ciertas palabras fuera del contexto donde han sido aprendidas, para entender las expresiones faciales, el tono de voz, etc.). Es por ello, que el papel del logopeda es una parte central del tratamiento del autismo.
Los beneficios que aporta la logopedia son innumerables y me gustaría destacar unos cuantos:
- La logopedia brinda a las personas con TEA la posibilidad de poder comunicarse. Dada la falta de lenguaje, es necesario establecer un sistema de comunicación alternativo o aumentativo, (signos o pictogramas), para que puedan expresarse. Esto no quiere decir que no hablarán nunca ni que este sistema limitará el desarrollo de su producción vocal, sino que se trata de un sistema de apoyo que no impide que desarrolle su habla, es más, ayuda a aumentarla.
- Poder iniciar la comunicación con sus iguales u otras personas sin tener que esperar a que otros los hagan, gracias al desarrollo de su lenguaje mediante los sistemas de comunicación.
- Ayudarles a comprender las intenciones de los demás por sus expresiones faciales, tono de voz, etc.
- Saber qué palabras usar en cada momento y situación, por ejemplo cuándo decir buenos días. Algo tan sencillo como esto para personas con Trastorno del Espectro Autista puede resultar complicado y es por ello, que hay que trabajar este aspecto para que sepan qué palabras utilizar cuando tocan.
- Mejorar en la producción de las palabras.
- Jugar e interactuar con sus iguales, intercambiar ideas y disfrutar de la comunicación.
¿A partir de qué momento habría que empezar a llevar a un niño con TEA al logopeda?
La respuesta es lo antes posible. Una intervención temprana en el autismo conlleva mayor éxito dada la gran plasticidad cerebral de los niños en sus seis primeros años de vida. Es por ello que, una vez se detecten posibles rasgos autistas, habría que empezar a trabajar y a ponerse en manos de un logopeda que pueda ayudar y desarrollar habilidades comunicativas en personas con TEA.