Propósitos del nuevo año: manual de cumplimiento según los psicólogos.


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Los propósitos de Año Nuevo solo se cumplen si son realistas, lógicos, no están ligados a una fecha concreta y no vienen impuestos por la propia sociedad, según ha asegurado el psicólogo del Colegio de Psicología de Vizcaya, Jon Fernández Sánchez.

El fin de un año y el comienzo de otro es la época en la que muchas personas sienten la necesidad de marcarse metas para comenzar «bien» el nuevo tiempo, mejorar su vida y, por ende, solucionar los errores cometidos del pasado o desprenderse de todo aquello que consideran «malo».

Esto se debe, tal y como ha explicado el director del programa de investigación de Neurociencia cognitiva y tecnologías de la información de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Diego Redolar, a que, en esos momentos, la parte emocional del cerebro prevalece sobre la parte racional, lo que «descontextualiza» el propósito de la realidad e impide valorar la casuística del contexto.

«El problema de estos propósitos es que casi siempre están mal formulados y nacen de los ‘deberías’, que son como mandatos sociales y no vienen de una reflexión interna de cada uno y corresponden en muchos casos a aquello que la sociedad nos dice que debemos ser y por eso los hacemos nuestros. Como nacen de fuera, no nacen de un proceso de reflexión interna. Las motivaciones que vienen de fuera caducan fácil y rápidamente», ha apostillado Fernández Sánchez.

Estas declaraciones han sido corroboradas por el sociólogo y profesor de Estudio de Artes y Humanidades de la UOC, Francesc Núñez, que ha recordado que imaginar «produce placer» aunque posteriormente no se cumpla el propósito en su totalidad. «El principal peligro es la frustración que aparece cuando, año tras año, fracasamos», ha remarcado.

UNA MOTIVACIÓN INTERNA

Por ello, y con el objetivo de cumplir las metas marcadas, Fernández Sánchez ha destacado la importancia de que los propósitos se formulen en base a una motivación interna y en presente ya que, tal y como ha advertido, «todos» los que se enfocan en el futuro son «difíciles» de cumplir.

«Hay que marcarse fines cortoplacistas que podamos ir desarrollando día a día. Es importante que no estén ligados a unas fechas. Un propósito ha de surgir y no tiene que nacer de una urgencia porque es 1 de enero. Si aparece el 15 de enero o 23 de marzo es igual de legítimo. Cualquier momento del año es bueno para plantearse un propósito», ha señalado.

Asimismo, este experto ha insistido en la necesidad de que sean «lógicos y alcanzables», recordando que pueden suponer un esfuerzo pero no deben ser en un ningún caso un sacrificio ni tortura. «Los resultados, y el camino que se ha de seguir para lograrlos, deben ser una recompensa para uno mismo», ha recomendado.

En este sentido, Núñez ha propuesto algunos trucos para intentar cumplirlos como, por ejemplo, escribir en un papel los propósitos y definirlos en acciones concretas y en el tiempo, y comunicarlo a amigos y conocidos. Y es que, asegura, el mero de escribirlos y decirlos obliga a añadir dosis de realidad y responsabilidad al propósito y, por ende, facilita el cumplimiento.

Finalmente, Núñez ha avisado de que cuando comienza un año es «muy común» la procrastinación, es decir, la práctica de posponer o aplazar el comienzo de un cambio de hábitos. «Es una manera de no afrontar el problema: decido que tal día dejaré de fumar, pero mientras tanto voy haciéndolo. Lo mejor, si realmente creo que lo puedo hacer, es empezar a entrenar ahora mismo con un plan para fumar menos cada día de modo que, cuando llegue el día señalado, pueda dejar de fumar del todo; y si, además, lo he escrito en un papel y se lo he dicho a todos mis conocidos, las probabilidades de éxito son más altas», ha zanjado.

Fuente: www.eldia.es

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