David Calle quedó finalista el año pasado en los Global Teacher Prize, los llamados Nobel de la Educación y para Forbes es una de las cien personas más creativas
Ingeniero de Telecomunicaciones de formación, la crisis lo dejó en la calle –«3.000 ingenieros nos quedamos sin trabajo»–, montó su propia academia en una localidad de Madrid y, al ver que había familias que no se podían permitir clases de refuerzo, comenzó a subir vídeos a Youtube sobre matemáticas, física, química, tecnología y dibujo técnico que ahora también están en su plataforma, Unicoos.
Si un médico de hace cien años aparece hoy en un hospital no
sabría por dónde empezar. Si a un profesor de hace cien años lo ponemos
en una de nuestras aulas…
Pues depende del colegio en el
que caiga, pero sí, podría seguir dando clases. Evidentemente los
programas didácticos no tienen nada que ver y las asignaturas han
cambiado, pero una vez viera un poco lo que hay no creo que le costara
mucho trabajo. Hay una tecnología y una burocracia que no existía hace
cien años y, seguramente, hallaría menos respeto social y menos sueldo,
incluso, que hace un siglo. La educación no ha cambiado todo lo que
debería en estos cien años.
¿Por qué?
Para empezar porque a los profesores que están dando clase todos los días nadie les pide opinión cuando la Administración se dispone a hacer cambios. También porque cualquier cambio cuesta trabajo y exige un esfuerzo que los profesores no pueden asumir porque no tienen recursos. Los programas didácticos son anticuados, de hace 40 años en muchos casos, matemáticas, física, química, inglés… Hay profesores que se involucran y que quieren cambiar las cosas, pero se siguen impartiendo como cuando no había internet. En historia se sigue pidiendo que se memoricen las cosas y en ciencias no se aprovechan los ordenadores para calcular. Los ordenadores ya no están en casa, están en nuestras manos y hacen cálculos impensables hace 50 años.