Este fragmento se ha extraído del nuevo libro Wired to Create: Unravelling the Mysteries of the Creative Mind (cuya traducción al español sería Conectados para crear: desentrañando los misterios de la mente creativa), escrito por el psicólogo Scott Barry Kaufman y la redactora del HuffPost Carolyn Gregoire.
Uno de los autorretratos más famosos de Frida Kahlo la muestra en la cama de un hospital, desnuda, sangrando y conectada por unas venas rojas a una serie de objetos flotantes entre los que se encuentran un caracol, una flor, unos huesos y un feto. Este cuadro surrealista de 1932 titulado La cama volando es una poderosa representación artística del segundo aborto de Frida.
Frida Kahlo escribió en su diario que el cuadro «lleva consigo el mensaje del dolor». La pintora era famosa por canalizar sus experiencias con los abortos, con la polio y con muchas otras de las desgracias por las que tuvo que pasar en sus icónicos autorretratos, por lo tanto, para comprender su obra, es necesario conocer el sufrimiento que la llevó a crearla.
El fenómeno del arte nacido de la adversidad no se limita solo a las vidas de los artistas famosos, sino también a los laboratorios. En los últimos 20 años, los psicólogos se han dedicado a estudiar el crecimiento postraumático, un concepto que en la actualidad está presente en más de 300 estudios científicos.
El término «crecimiento postraumático» lo acuñaron en los noventa los psicólogos Richard Tedeschi y Lawrence Calhoun para describir casos de individuos que experimentaron una transformación profunda tras lidiar con diferentes tipos de traumas y circunstancias difíciles. Según la ciencia, un 70% de los supervivientes al trauma experimentaban posteriormente un crecimiento psicológico positivo.
Un 70% de los supervivientes al trauma experimentaban posteriormente un crecimiento psicológico positivo.
El crecimiento posterior al trauma puede darse de muchas maneras, entre las que se incluyen un mayor aprecio por la vida, la identificación de las posibilidades vitales, una mayor satisfacción en lo referente a las relaciones interpersonales, una vida espiritual más rica, una conexión con algo más grande que uno mismo y una sensación de fortaleza personal. La lucha contra el cáncer, por ejemplo, puede resultar en una renovada gratitud hacia la familia, mientras que una experiencia cercana a la muerte puede ser el catalizador para conectar con el lado más espiritual de la vida. Los psicólogos han llegado a la conclusión de que las experiencias traumáticas también suelen llevar a un aumento de la empatía o del altruismo o a actuar en beneficio de los demás.
La vida después del trauma
¿Por qué después de pasar por una situación de sufrimiento podemos, además de seguir adelante con nuestra rutina, mejorar nuestra vida? ¿Por qué hay personas que se hunden tras una situación traumática y otras que progresan? Tedeschi y Calhoun opinan que el crecimiento postraumático, en cualquiera de sus formas, puede ser «una experiencia de mejoría que, para algunas personas, es muy profunda».
Los dos investigadores de la Universidad de Carolina del Norte han creado el modelo de crecimiento postraumático más aceptado hasta la fecha, que sostiene que, de manera natural, las personas evolucionan y dependen de una serie de creencias y principios que se han formado sobre el mundo y que, para que se produzca un crecimiento después de una situación traumática, esta debe desafiar en gran medida a esas creencias.
Según Tedeschi y Calhoun, la forma en la que el trauma hace añicos nuestra percepción del mundo, nuestras creencias y nuestra identidad funciona como un terremoto: incluso las bases de las estructuras del pensamiento y de las creencias quedan reducidas a escombros por la magnitud del impacto. Experimentamos una sacudida, casi literal, de nuestra percepción ordinaria que hace que tengamos que reconstruirnos a nosotros mismos y a nuestro mundo. Cuanto más fuerte sea la sacudida, más nos liberaremos de nuestras antiguas percepciones y principios, y empezaremos de cero.
Cuanto más fuerte sea la sacudida, más nos liberaremos de nuestras antiguas percepciones y principios, y empezaremos de cero.
«Un seísmo psicológico puede agitar, amenazar o reducir a escombros muchas de las estructuras esquemáticas que guían nuestra comprensión, nuestra toma de decisiones y nuestro criterio para dar importancia a las cosas», afirman Tedeschi y Calhoun.
La reconstrucción de una ciudad tras un terremoto puede asemejarse al proceso y al reestructuramiento cognitivo que experimenta un individuo tras pasar una situación traumática. Cuando las estructuras bases se derrumban, podemos empezar a buscar nuevas —e incluso creativas— oportunidades.
El proceso de reconstrucción suele ser así: después de un suceso traumático, como una enfermedad grave o la pérdida de un ser querido, los individuos procesan el suceso con intensidad, es decir, piensan constantemente en lo que ha pasado y normalmente esto va acompañado de reacciones emocionales intensas.
Es importante darse cuenta de que la tristeza, la pena, la ira y, por supuesto, la ansiedad, son respuestas muy comunes a un suceso traumático y que el crecimiento normalmente se produce al mismo tiempo que todas estas emociones (y no en lugar de estas emociones). El proceso de crecimiento puede percibirse como una forma de adaptarse a unas circunstancias extremadamente adversas y de comprender tanto el trauma como su impacto psicológico negativo.
La reconstrucción puede ser un proceso increíblemente difícil. El crecimiento requiere una separación de los objetivos, la identidad y los principios tan profundamente asentados durante la construcción de los nuevos objetivos, esquemas y concepciones. Puede que sea agotador e incluso doloroso. Pero puede abrirte la puerta a una nueva vida. Los supervivientes a un trauma se conciben como unos individuos en evolución y revisan su concepto de sí mismos para encajar en él los nuevos conocimientos que han adquirido. Puede que se reconstruyan de manera que se sientan más auténticos y más fieles a sí mismos.
Crecimiento creativo
Aparte de la pérdida, también puede darse una adquisición de creatividad. Por supuesto, es importante darse cuenta de que las situaciones traumáticas no son ni necesarias ni suficientes por sí mismas para la aparición de la creatividad. Las experiencias traumáticas son trágicas y devastadoras a nivel psicológico, independientemente del crecimiento creativo que tenga lugar posteriormente. Estas experiencias pueden provocar que una pérdida acabe siendo un beneficio a largo plazo. De hecho, la pérdida y el beneficio y el sufrimiento y el crecimiento a menudo suceden paralelamente.
La pérdida y el beneficio y el sufrimiento y el crecimiento a menudo suceden paralelamente. .
Como las situaciones de adversidad nos obligan a reexaminar nuestro sistema de creencias y de prioridades, pueden ayudarnos a salir de nuestras formas de pensamiento habitual y, por lo tanto, a aumentar la creatividad; según explica Marie Forgears, una psicóloga del McLean Hospital de la Harvard Medical School que ha estudiado exhaustivamente el crecimiento y la creatividad postraumáticos.
«Nos vemos obligados a reconsiderar cosas que dábamos por sentadas, y nos vemos obligados a pensar en cosas diferentes», afirma Forgeard. «Las situaciones adversas pueden ser influyentes hasta el punto de obligarnos a pensar en cuestiones sobre las que de otra manera no habríamos reflexionado».
Es posible que tras una experiencia difícil la creatividad se convierta en un mecanismo de copia. Unos pensarán que esta experiencia les obliga a cuestionarse sus principios más básicos sobre el mundo y, por tanto, a pensar de una manera más creativa. Puede que algunos opinen que ahora tienen una nueva (o renovada) motivación para invertir parte de su tiempo en realizar actividades creativas. Y otros que ya tuvieran interés en las actividades creativas puede que utilicen la creatividad como herramienta principal para la reconstrucción de sus vidas.
