Estamos en fechas donde la tristeza invade muchos hogares. Sentir tristeza, ira, enfado, angustia y un largo etc. de emociones que no nos gustan es completamente normal. Forman parte de nuestro crecimiento como persona. Nosotros tenemos la capacidad de manejarlas y transformarlas para que no dominen nuestra vida. Cuando usamos medicamentos reducimos la emoción pero no desaparece. Si no lo combinamos con psicoterapia acabado el tratamiento farmacológico volverá a aparecer esa emoción que nos desagrada.
El 37% de los pacientes que van al médico toma algún tipo de pastilla.
España es el primer país del mundo en consumo de antidepresivos y el 37% de los asturianos que acuden a un centro de salud toma algún tipo de psicofármaco. La psicóloga Rosa de Arquer, responsable de proyectos del Teléfono de la Esperanza, y el médico José Manuel Garzón advirtieron ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA que la tristeza es un sentimiento normal que no hay por qué confundir con depresión y que no necesita tratarse con medicinas.
Ambos especialistas intervinieron en la charla coloquio promovida por el plan de drogas del Ayuntamiento de Oviedo, bajo el título «Prevención, uso y abuso de psicofármacos», presentada por la concejala de Juventud, María Luisa Ponga, que anunció el nuevo ciclo del plan de drogas destinado a analizar el uso erróneo de medicinas para la mente.
Combatir la dependencia de los fármacos con trabajo personal y tratar de entender lo que nos pasa en cada momento son para Rosa de Arquer algunas de las claves para reducir el consumo de psicofármacos, con datos tan llamativos como el hecho de que más del 50% de las mujeres asturianas mayores de 50 años toman sedantes para dormir.
De Arquer estima que el abordaje de todos los problemas debe partir de que el paciente pase a ser un sujeto activo. «Hay muchas cosas que se pueden hacer para complementar esa medicación, como entender lo que nos pasa».
José Manuel Garzón, que fue responsable médico de Proyecto Hombre, reconoció que la alta carga de trabajo que soportan los facultativos hace, a menudo, recurrir a la solución más fácil. «Si un paciente te pide una pastilla para dormir se la das, eso pasa muchas veces», aseguró.
En el exceso de psicomedicación influye el marketing de las empresas farmacéuticas. «Cuando las pastillas pasaron a llamarse antidepresivos aumentaron las ventas, ya que se percibía como algo más atractivo», remarcó. Rosa de Arquer lamentó la «medicalización» de situaciones de la vida ligadas a una alta tensión emocional. «Ante la pérdida de un ser querido es lógico sentirse mal y tener problemas para dormir, entenderlo ayuda a superarlo, ése no es un trabajo que deban hacer las pastillas», afirmaron De Arquer y Garzón. Los expertos tampoco pasan por alto que el problema va en aumento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2030 la depresión se convertirá en la primera causa de discapacidad.