Ayudar a recobrar la calma fue la labor más inmediata que los psicólogos realizaron tras los atentados de Barcelona pero su trabajo real «empieza ahora», a medida que vayan llegando las familias de las víctimas.
Todo es más complicado si cabe dadas las múltiples nacionalidades de las víctimas, por lo que se ha solicitado el apoyo de traductores. Así lo ha asegurado el decano del Colegio de Psicólogos de Cataluña, Josep Vilajoana, que está supervisando las labores de atención psicológica activadas desde ayer ante la masacre perpetrada en Barcelona y Cambrils.
Pese a que en estos momentos la labor de estos profesionales «está más o menos controlada», su trabajo a partir de ahora va a ir «creciendo» con la complejidad de poder acompañar a los allegados de los afectados en muchos de idiomas, motivo por el que se está requiriendo el auxilio de traductores de inglés, francés, alemán o italiano, entre otros.
«Lo cruento pasó ayer, y eso corresponde a los sanitarios y la policía, pero la vuelta a la normalidad tras la identificación y repatriación de los cadáveres se abre ahora y adquiere unas dimensiones gigantescas», subraya el vicepresidente segundo del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, que prevé entre este viernes y el sábado el pico de sus intervenciones.
Durante los momentos posteriores a los atentados, sus tareas más inmediatas fueron las de atender crisis de ansiedad de los afectados, desorientados por la tragedia, y cuidar de los cientos de personas que tuvieron que permanecer horas encerrados en los comercios por su seguridad, así como de familiares que no conseguían contactar con sus seres queridos.
Pero también tuvieron que atender las crisis de algunos profesionales sanitarios provocadas por la impotencia de no poder hacer nada por la vida de los fallecidos, o incluso de cuerpos de seguridad, como una agente de los Mossos d’Esquadra que fue embestida en un control a la salida de Barcelona y a la que se le proporcionó la ayuda de un psicólogo.
Vilajoana, además, ha agradecido la respuesta que tuvo de otros colegios profesionales de toda España, que de forma inmediata ofrecieron su colaboración.
¿Qué pueden encontrarse?
Los miembros del personal sanitario encargados de dar cobertura psicológica a las víctimas de atentados pueden encontrarse con reacciones muy diferentes de quienes han sufrido fuertes episodios de dolor.
«Las reacciones son tan diversas como las personas. Es una reacción normal en una situación anormal. Que alguien grite, llore o sienta rabia es una reacción normal», explica a EL MUNDO por vía telefónica Miriam González de Pablo, coordinadora del grupo de emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Cuando las personas a tratar son familiares de las víctimas, en primer lugar se hace una evaluación para saber si ya conocen lo ocurrido y, en el caso de que no sea así, se procede a comunicarles el fallecimiento de sus seres queridos.
«Estudiamos cuál es su situación, si tienen un contacto con la realidad o si están en un estado de shock. En ese caso, debemos traerles de nuevo a la realidad ya que la mente intenta crear una protección falsa», afirma la experta.
Sin embargo, el trabajo no acaba una vez ha finalizado la tragedia, ya que las personas que han sufrido episodios de terrorismo pueden tener secuelas. «Nosotros trabajamos en aceptar e integrar esta nueva realidad», asegura González.
«Algunas de las secuelas que tratamos de evitar es por ejemplo el trastorno de estrés postraumático. En el caso del atentado de Barcelona, una persona puede tener miedo al ver una furgoneta o a pasar de nuevo por las Ramblas y recordar lo ocurrido y es cuando empiezan a estar recluidas en casa», detalla. Además, las personas «pueden sufrir autismo selectivo o estar sin hablar durante días, ansiedad, depresión o trastornos como la agorafobia».
Por otro lado, cuando se le pregunta cómo afronta la ciudadanía española este tipo de atentados, la psicóloga resalta que la sociedad española es «muy resiliente» ante situaciones tan dramáticas.
«Somos muy cooperativistas, cuando ocurren estas desgracias nos volcamos en la ayuda del otro», explica. La sociedad española es fuerte y está acostumbrada al terrorismo: «Hemos estado conviviendo con él, nos hemos repuesto, nos hemos levantado y hemos podido superarlo» sentencia.