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Trabajando con superdotados y altas capacidades de todas las edades hay una característica que se repite sistemáticamente en los test de personalidad: la altísima sensibilidad. Si los valores medios están entre 4 y 6, en un noventa por ciento de los casos, los superdotados con los que trabajamos están en 9 o más (sobre 10). La altísima sensibilidad se corresponde con una persona que:
- Tiende a basar sus juicios en gustos personales y valores estéticos.
- Se apoya en la empatía y en la sensibilidad a la hora de hacer sus consideraciones.
- Suele ser más refinada en sus intereses y gustos.
- Se apoya tanto en los aspectos subjetivos de las situaciones que puede pasar por alto los aspectos más funcionales.
- Aprecia más la belleza de un poema que una excelente estrategia deportiva.
- En la calle se detendría más ante un artista pintando ante un edificio en construcción.
- Prefiere las buenas novelas u obras de teatro.
- Según Raymond Cattell las personas con alta sensibilidad serían pedigüeños, impacientes, dependientes, inmaduros, cariñosos, gentiles, estéticos, introspectivos, imaginativos, deseosos de atención, frívolos e hipocondríacos.
- Y, muy importante, inusualmente sensibles en sus reacciones a las críticas.
Esta característica personal puede tener su origen, además de en las mejores capacidades estéticas que pueden ir unidas a la inteligencia, al hecho de haberse sentido diferentes siempre de su entorno y a la baja autoestima que también es habitual durante la infancia y la adolescencia de los superdotados.
La hipersensibilidad de los superdotados
En cualquier caso la alta sensibilidad es una característica asociada al género femenino, por ello los jóvenes y adolescentes superdotados pueden esconderla debajo de una concha como las tortugas, en silencio y pasando desapercibidos, o bien debajo de una buena colección de pinchos, como los puercoespines, para que nadie se les acerque y les pueda hacer daño. La primera estrategia tiene mucho que ver con los estilos de comunicación y de comportamiento pasivos y la segunda con los estilos más agresivos.
Lo sano es dejar salir esa sensibilidad que se tiene a flor de piel, aceptarla y fortalecerse emocionalmente para poder enfrentarse a la vida sin conchas que nos protegen pero también nos limitan como personas y nos alejan de los demás. Y si no sabemos hacerlo solos, buscar ayuda con especialistas en superdotados y altas capacidades como nuestro Gabinete de Psicología de El Mundo del Superdotado.
Carmen Sanz Chacón