Sus descubridores la han llamado «de rosa mosqueta» y está repleta de conexiones pero aún no saben para qué sirve
La aún no del todo conocida familia de nuestras células cerebrales tiene, a partir de ahora, un nuevo y misterioso miembro. Se trata de un tipo de neurona hasta ahora desconocido, denso, repleto de conexiones y que sus descubridores han llamado «de rosa mosqueta». La nueva clase de neuronas fue encontrada en la capa superior de la corteza cerebral, donde muchos tipos de neuronas se dedican a inhibir la acción de otras neuronas. Curiosamente, la nueva célula cerebral no está presente en los cerebros de otros animales, como ratones.
Los investigadores, del Instituto Allen para Ciencias Cerebrales, en Seattle, y del Grupo de Investigación de Microcircuitos Corticales del Departamento de Anatomía, Fisiología y Neurociencias de la Universidad de Szsged, en Hungría, descubrieron las neuronas en láminas de tejido cerebral humano durante una investigación para inventariar las células de nuestro cerebro.
Según describen en un artículo recién publicado en Nature Neuroscience, las nuevas células eran «pequeñas y compactas, con una forma densa y espesa». A los investigadores se les ocurrió el nombre de «rosa mosqueta» al comprobar que en determinados puntos a lo largo de sus proyecciones, justo donde transmiten señales a otras células (botones axonales) la nueva clase de neuronas tenía una serie de estructuras bulbosas inusualmente grandes.
Para tratar de clasificar y tipificar a las nuevas neuronas, los científicos analizaron su expresión genética. Y fue entonces cuando se dieron cuenta de que el conjunto de genes expresados en estas neuronas no coincidía con ninguna célula conocida del ratón, cuyo cerebro se usa a menudo como modelo del de los humanos. ¿Contendrán estas nuevas células las claves para entender en qué se diferencia el cerebro humano del de los demás animales?
Ni que decir tiene que, por el momento, la función exacta de las «neuronas de rosa mosqueta» resulta totalmente desconocida.
Por el momento, lo único que los autores del hallazgo han podido decir es que las nuevas células cerebrales parecen formar apenas entre el 10 y el 15% de las neuronas inhibidoras de la primera capa de la corteza cerebral. Y es más que probable que resulten aún más escasas en otras partes del cerebro. Sin embargo, la ubicación de sus puntos de contacto con otras neuronas sugiere que se encuentran en una posición privilegiada y «poderosa» para frenar la entrada de otras señales «poco deseadas» y que exciten o activen en exceso los complejos circuitos neuronales en el interior del cerebro.
Ahora, los investigadores pretenden averiguar cómo se organizan y se integran estas nuevas neuronas en esos circuitos más grandes. Y si su disfunción o eliminación contribuye de alguna forma en el desarrollo de enfermedades neuropsiquiátricas.