El Envejecimiento del Cerebro: prevenir o revertir.


cerebro

Vivir a edades avanzadas ya no es un privilegio como hace 100 años. Algunas predicciones indican que la mayoría de los niños nacidos a partir del año 2000 en países con historial de longevidad celebrarán su centenario de vida. El acumulado de medidas sanitarias, vacunación, disminución de la mortalidad infantil y el ‘baby boom’ de la primera mitad del siglo XX, contribuyeron a aumentar el grueso de la población mundial. Adicionalemnte, pero con una menor contribución, se ha avanzado en el control y la prolongación del tiempo de vida de personas padeciendo enfermedades crónico-degenerativas. Es decir, nuestros adultos mayores viven por más tiempo con padecimientos asociados a la vejez. Lamentablemente la mayor parte de la atención del área biomedica se enfoca más a la cuestiones negativas de la vejez. A mi parecer, esto ha creado una atmósfera en la que hay menos celebración de nuestros adultos mayores. Los adultos mayores ya no constituyen el centro de sabiduría que existió y aún existe en algunas culturas. En muchas instancias se considera al envejecimiento como una etapa de la vida a la que no debemos aspirar, especialmente los jóvenes. Incluso se ilustra al envejecimiento como la pérdida de cualquier motor de vida. En realidad, ¿qué celebración merece el decline de funciones y la susceptibilidad a enfermedades? Niguna! Sin embargo, el envejecimiento no es solo deterioro, dependencia y enfermedad. Las personas adultas mayores han contribuido por un largo período de su vida al desarrollo social, cultural y económico del país. En su mayoría han educado hijos y en ocasiones también ayudan con el cuidado y educación de los nietos. Hay muchos motivos por los que celebrar a los adultos mayores. Cuando se habla de envejecimiento en el ámbito biomédico (en especial de ‘curar’, reveritir o prevenir el envejecimiento), se habla del proceso biológico de envejecer, de las bases celulares y moleculares que contribuyen al deterioro y susceptibilidad a desarrollar patologías. O por el contrario el estudio de cómo algunos organismos parecen escapar al proceso del envejecimiento, o por qué algunos adultos mayores llegan a edades extramadamente avanzadas con funcionalidad preservada. Esta parte del envejecimiento merece atención de la investigación biomédica para prevenir o enlentecer la aparición de enfermedades. Necesitamos adultos mayores más sanos, con mayor preservación de la función y por ende con menos enfermedades. Este es un reto que se tiene que vencer.

¿Existe el envejecimiento saludable?

Existe cierta discusión acerca de la salud de nuestros adultos mayores y también interrogantes acerca de a qué edad se habla de vejez. Varias razones existen para estas discusiones. Por ejemplo, en países en desarrollo como México la “tercer edad” o vejez se considera a partir de los 60 años, cuando en comparación, en países desarrollados la misma estapa es considerada a partir de los 65 años. Esto sugiere un corte un cierto arbitrario, dependiendo del estatus socioeconómico del país, y quizá también influenciado por la esperanza de vida. En realidad envejecemos desde el momento que nacemos, sin embargo sí existe una etapa de la vida en la que son más evidentes cambios funcionales y morfológicos que coincided con el decline de funciones sistémicas. Dependiendo del tejido u órgano se habla de distintas edades, aunque los consensos son pocos en cuanto a la edad precisa en la que esto pasa. Mas aún, un grupo de personas en este grupo etario (60 años o mayores) se mantienen saludables o relativamente saludables. En ciertas regiones del mundo existen incluso grupos de centenarios o super centenarios (personas que llegan a 100 años o más) que parecen agregarse geográficamente. Contrario a las expectativas, estas personas se mantienen en estados de salud formidable para su edad: permanecen activos por considerable tiempo, sus funciones mentales están preservadas, son menos propensos a enfermedades de afectación neuronal como la enfermedad de Alzheimer o distintos tipos de cáncer, y permanecen independientes por tiempos prolongados. Aun se desconoce del todo el origen de este escape de las vicisitudes del envejecimiento. Esto ha estimulado particular interés de biogerontólogos (estudiosos de la biología del envejecimietno) en enteder el origen biológioco de la longevidad extrema y envejecimiento saludable. Por ejemplo, existen estudios que han tratado de determinar cuáles son los hábitos dietéticos de estos grupos que pueden asociarse a un envejecimiento saludable. Tambien se estudia si existen diferencias genéticas y epigenéticas (cambios en cómo los genes son prendidos y apagados sin afectar la estructura del gen) y cómo éstas contribuyen al proceso de envejecimiento. Ahora se sabe que el 25% de la longevidad es heredable. También se sabe que los centenarios y super centenarios no permanecen libres de enfermedad porque tienen menos variantes genéticas asociadas a enfermedad, o porque su estilo de vida es más sano. Los centenarios y super centenarios tienden a ser igual de sedentarios y con pobres hábitos ambietales (como consumo de tabaco y alcohol) que personas que no llegan a estas edades extremas. Y aun así gozan del privilegio de un envejecimiento sano. El reto es entender el por qué para poder equilibrar a los que contamos con poca fortuna para realizar intervenciones que prevengan o pospongan el envejecimiento.

http://neuromexico.com/2015/03/23/el-envejecimieto-del-cerebro-prevenir-o-revertir/

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