Los textos adaptados a lectura fácil son imprescindibles para muchas personas que tienen dificultades lectoras transitorias o permanentes. Tienen que seguir las directrices Internacionales de la IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions) y de Inclusion Europe en cuanto al lenguaje, el contenido y la forma y ser validados para contar con el logo LF. En Lecturafacil.net y en la web de PlenaInclusion hay más información sobre la lectura fácil.
Hace año y medio SM lanzó sus primeros libros de El Barco de Vapor adaptados a lectura fácil, libros que conservan la historia y los valores presentados de una manera más accesibles. Una decisión empresarial que hay que agradecer, porque acerca esas historias a niños para los que disfrutar los libros convencionales es una tarea demasiado ardua, incluso imposible. A día de hoy tienen disponibles en versión adaptada los siguientes libros: El club de los raros de Jordi Sierra i Fabra, Siete reporteros y un periódico de Pilar Lozano, El robo del siglo y El país de los relojes de Ana Alonso, Cómo consolar a una ardilla de Begoña Oro, El fantasma de la casa de al lado de Iñaki R. Díaz, Pirata Plin, Pirata Plan, de Paloma Sánchez y La lista de cumpleaños de Anna Manso.
He podido hablar sobre este empeño por acercar la lectura a los niños que más dificultades tienen con Iria Torres, editora de literatura infantil y juvenil de SM y de Lectura Fácil.
¿Qué se tiene en cuenta al seleccionar los títulos que serán adaptados?
Principalmente dos criterios. Lo primero es que sean adaptables.
Cualquier historia se puede convertir a lectura fácil, pero es cierto
que las que tienen demasiados personajes o hay saltos en el tiempo
dificultan el proceso de adaptación, porque significa cambiar mucho la
historia y nuestra intención es que sea lo más parecida posible para que
los niños puedan leer el mismo libro, que aunque se note la diferencia
no sea demasiado grande. También que sean títulos que se empleen mucho
en el aula, que sea libros populares que los profesores recomiendan
habitualmente, porque nuestra intención es entrar en las aulas y que
haya la sensación de que todos los niños de la clase, independientemente
de su nivel o dificultades, puedan leer el mismo libro.
¿Hay algún criterio más, además de esos dos que son clave?
Como en cualquier edición siempre intentas que sean títulos que
enganchen, de autores más o menos reconocidos para que tengan tirón en
el mercado, que a la gente les suenen, pero sobre todo empezamos por
títulos importantes en nuestro catálogo y que se pueden adaptar bien.
¿Cómo es el proceso de adaptación?
Lo primero que hacemos es contactar con autores e ilustradores. Y la
verdad es que hemos tenido muchísimo éxito en ese sentido, porque ha
habido una acogida muy buena por parte de todos; es muy bonito porque se
han implicado mucho. En general les damos dos opciones, que ellos
colaboren en el proceso de reescribir el libro, porque es de lo que se
trata la adaptación. Si no pueden por cuestiones de tiempo o porque
imagina, es una autor que ha muerto, hacemos directamente la adaptación;
la hacen las editoras especializadas María José Sanz y María Sanromán.
Con las ilustraciones sería lo mismo, una vez tenemos el texto adaptado, los ilustradores las adaptarían con los criterios que las editoras les van marcando: pues en esta escena queremos que se entienda esa acción en concreto, que la ilustración resalte más sobre el fondo, que sea más comprensible o que no haya elementos que distraigan demasiado la atención. Ese tipo de cosas.
Y una vez está el texto que cumple con las características que marca la Unión Europea, llega la fase más importante, que es la validación. La sesión de validación, además de que es fundamental y necesaria para emplear el sello de lectura fácil, es muy útil porque nos permite ver si de verdad vamos por el buen camino y corregir los problemas que haya podido haber. Nosotros lo hacemos con niños en el colegio. La selección del grupo de entre 8 y 10 niños la hace el propio centro educativo y se organiza una sesión para valorar si están entendiendo un par de capítulos. Se hace una lectura en voz alta, luego cada uno tiene que leer una parte de lectura autónoma y se les realizan una serie de preguntas para ver si han entendido la historia, si las ilustraciones les han ayudado. Con esto corregimos un poco el texto. Por ejemplo, la primera vez a una niña que tenía dislexia le costaba seguir la lectura porque saltaba de una línea a otra. La interlínea no era suficiente y nos vino muy bien porque nos ayudó a ampliarla.
¿A quién van dirigidos estos libros?
El colectivo es muy grande, desde inmigrantes que llegan a España y no
controlan la lengua, como niños con una discapacidad o niños con un
problema transitorio que al final no tienen un libro que puedan leer. Y
la lectura es fundamental para el desarrollo de la persona. La idea que
tenemos es ayudar a los padres y a los profesores, y así también a los
niños al final. Yo tengo amigos que son profesores que me cuentan que
les cuesta mucho poder atender a las necesidades de todo el mundo porque
la ratio es la que es y la formación que ellos tienen tampoco es la más
adecuada, los medios que hay en los colegios son muy limitado al final,
así que todas las herramientas que les puedas dar son bienvenidas.
¿Por qué se embarcó SM en este proyecto?
Nació por una preocupación interna que venía desde hace tiempo. El
objetivo de SM es llevar la lectura a todos los niños y no estábamos en
realidad cumpliendo esa misión. También hay una compañera en SM que
tiene un niño con discapacidad y lo planteó: “jolín, yo tengo dos niños y
uno puede leer los libros de Barco de vapor pero el otro no”. Vimos que
había una solución que era la lectura fácil, que no conocíamos mucho
porque la verdad es que es algo que si no tienes a alguien cerca que lo
necesite no sabes lo que es. Empezamos a investigar a ver qué
posibilidades había, fuimos formándonos, nos acercamos a la gente de
Plena Inclusión y vimos que la mejor forma de conseguirlo era adaptando a
lectura fácil los libros que teníamos en el catálogo.
¿Cómo están funcionando? ¿Hay intención de seguir sacando nuevos títulos adaptados?
La verdad es que están funcionando bien. Tanto profesores como padres
nos han agradecido la labor que estamos haciendo, nos han reconocido que
era cierto que hacía falta algo así porque no había mucha variedad de
títulos en literatura infantil adaptados a lectura fácil, así que
nuestra intención es seguir. Este año hemos sacado dos libros más. Y lo
que podamos. Está todo el mundo muy ilusionado. Es un proyecto que se
basa en la ilusión que le ponemos; es lo que primamos más, por encima de
números o ventas. Estamos pensando más en que es algo que es importante
y necesitamos hacerlo.
¿La distribución es igual?
Hacemos la misma distribución, no los tratamos de forma diferente. Son
libros que funcionan mejor en colegios pero la idea es que la gente se
conciencie de lo que es la lectura fácil y cuando vayan a la librería
vean los dos títulos y puedan decidir cual es el que mejor se adapta a
sus necesidades.
Es decir, que los interesados pueden ir a su librería y encargarlos.
Exacto. Sin ningún problema
Más allá de su venta, ¿hay alguna acción especial con alguna asociación?
De momento no. Con Plena Inclusión tuvimos una colaboración y nos
revisaron los títulos que sacamos al principio, para decirnos cómo veían
lo que estábamos haciendo. Teníamos muy claro que era importante ir de
su mano porque son los que más saben de este tema. Si vas a hacer un
libro adaptado y no cuentas con gente con discapacidad, no cuentas con
gente que sepa del tema, no sirve de nada. Estamos en contacto con ellos
permanentemente pero no estamos haciendo ninguna acción especializada.
Tampoco queríamos que los libros estuvieran marcados por una
organización y no por otra. Queríamos abrir mucho el proyecto. Sí que
participamos siempre que podemos en cualquier evento que nos invitan de
lectura fácil, pero de momento no tenemos ninguna acción específica.
Dada esa vocación de hacer accesible la lectura a todos los
niños, ¿hay algún proyecto para acercar vuestros libros a los niños con
deficiencias visuales?
De momento no. Es un tema al que también estamos dándole vueltas porque
nos gustaría. Estamos viendo qué podemos hacer, pero no tenemos nada.
También es cierto que en este campo La Once es la que más está
trabajando y tiene un catálogo impresionante, tanto de audiolibros como
de libros adaptados al braille.
¿Os consta que haya otras editoriales apostando por la lectura fácil?
Hay editoriales especializadas, pero es verdad que las grandes editoriales no están haciendo mucho al respecto. Loqueleo sacó El amor es demasiado complicado
de Andrés Guerrero. Y van a sacar un segundo título este año. Está más
dirigido a un público juvenil y es tipo cómic, es una alternativa
también muy interesante. Nosotros porque somos una editorial de
literatura infantil y llegamos hasta donde podemos llegar, pero yo creo
que este tipo de cosas al final sí que contagian un poco al resto de
editoriales. Ojalá el resto se animara a hacer lo mismo.
En este caso os alegraría tener competencia.
Ojalá. Yo animo a todo el mundo a que se ponga a hacer libros en lectura fácil. Sería maravilloso, la verdad.