Los actos de terrorismo se conciben con la intención de asustar a la sociedad, instaurando el temor por la seguridad de su entorno y de sus seres queridos. Este tipo de incidentes suelen ser al azar, impredecibles, intencionales y, frecuentemente, dirigidos contra personas indefensas. Cuando tiene lugar un suceso de esta naturaleza es normal sentir ansiedad y preocupación por el futuro.
Según señala la APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología), llevar a cabo medidas orientadas a incrementar la resiliencia (capacidad de adaptarse bien a los cambios y eventos inesperados) puede ayudar a las personas a manejar la angustia y la incertidumbre que suscita la preocupación ante la posibilidad de encontrarse frente a una situación de esta índole.
Por este motivo, ofrece una serie de recomendaciones cuya adopción, afirma, puede mejorar el bienestar tanto físico como emocional.
Para la Asociación, estas medidas, que recogemos a continuación, se definen como “ingredientes esenciales para una vida sana” y pueden constituir una oportunidad para aprender más sobre uno mismo –conocer qué nos asusta y obtener información sobre esta clase de situaciones-, y ser más activo -utilizar la información para anticipar, planificar para poder responder adecuadamente, etc.-:
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Tomarse un descanso de las noticias. El visionado constante de noticias relativas a ataques terroristas puede incrementar el estrés. Aunque es importante mantenerse informado –especialmente cuando la persona tiene seres queridos afectados por los desastres-, es necesario también tomar un descanso de las noticias. Tenga especial cuidado con la exposición de sus hijos a la televisión, es recomendable estar preparado para responder a las preguntas que puedan plantearles sobre cómo y por qué ha tenido lugar un acontecimiento traumático.
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Poner las cosas en perspectiva. Si bien los eventos trágicos pueden suceder, su ocurrencia es relativamente rara. Hay que recordar que las Agencias Gubernamentales y Organizaciones afiliadas cuentan con planes para prevenir ataques y mantener la seguridad, movilizando, si se requiere, personal capacitado para prevenir, prepararse y dar respuesta eficaz a los actos de terrorismo. Pueden pasar cosas malas, pero es importante tener en cuenta otras muchas cosas que constituyen un recurso positivo de bienestar y fuerza.
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Establecer un plan. Contar con un plan de emergencia favorece la sensación de control y la preparación para actuar ante acontecimientos inesperados. Esto implica planificar claramente cómo la persona, su familia y amigos pueden responder y conectarse en caso de una emergencia (por ejemplo, a quién llamar en caso de que o designar un lugar al que acudir si no es posible la comunicación telefónica). Se puede establecer también un plan para las mascotas, así como una lista de artículos que pueden recogerse en caso de emergencia.
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Ayudar a los demás. Existen diversas organizaciones cuyo objetivo es el de proporcionar apoyo y ayudar a los supervivientes de un desastre o suceso altamente traumático. Ayudar de forma voluntaria a aquellos que lo necesitan, también puede beneficiar al que ayuda.
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Mantenerse conectado. Crear redes e implicarse en actividades sociales, tanto en persona como online, puede aportar un sentido de normalidad y ofrecer una oportunidad inestimable para compartir sentimientos y aliviar el estrés. Aceptar la ayuda y el apoyo de aquellos que se preocupan por uno y saben escuchar, puede fortalecer la capacidad de recuperación de la persona.
La APA concluye este artículo recordando que la construcción de la resiliencia constituye una importante manera de prepararse para lo inesperado, y supone una valiosa herramienta psicológica que puede ayudar a lidiar de forma eficaz con la ansiedad y el miedo.
Sin embargo, en caso de “sentirse bloqueado o abrumado” y no saber cómo utilizar las recomendaciones anteriores, recomienda acudir a un Psicólogo u otro profesional de la Salud Mental, cuya preparación les capacita para ayudar a las personas a fortalecer su capacidad de resistencia y perseverar a través de tiempos difíciles.
Hacer frente a los cambios no sólo es importante en momentos extremos, como bien describe el artículo.
Nada, o casi nada, sucede cómo lo planeamos. El azar es una parte vital del día a día. Un plan B e incluso un plan C son necesarios.