“TEORÍAS DEL APRENDIZAJE EN NEURORREHABILITACIÓN, ¿CÓMO NOS PUEDE AYUDAR?”
Los terapeutas, familiares y cuidadores de personas con afectación neurológica afrontamos cada día la tarea de crear en la persona afectada nuevo aprendizajes que le ayuden a ser más integrado e independiente. Muchas veces tenemos claro qué nos gustaría conseguir, algunas veces conocemos de dónde partimos, y, no siempre, sabemos cómo estimular el aprendizaje en esa persona.
El contexto en el que más se han formulado estas cuestiones es el educativo, de donde podemos extraer valiosos modelos y teorías del aprendizaje humano que nos sirvan en nuestro cometido para ahorrarnos esfuerzos y frustración, y nos ayuden a llegar lo más lejos posible.
En primer lugar vamos a situar nuestro papel, el de terapeuta, familiar o cuidador interesado en generar un aprendizaje en la persona afectada. A esta figura la vamos a denominar mediador. Y ¿cuál es esa mediación que debe de hacer? Pues bien, el mediador actúa entre lo que la persona puede hacer por sí misma y lo que puede llegar a hacer sin ayuda. Esto es lo que se conoce como nivel de desarrollo real (NDR) y nivel de desarrollo potencial (NDP) respectivamente (Vigostsky).
Para ello ha de tener en cuenta varios puntos:
• Cual es el nivel del que partimos
• Cual es nivel que puede llegar a alcanzar la persona
• Como lograr la reorganización de forma que la mediación externa que ejercemos se termine convirtiendo en mediación interna de la persona y se logre la autonomía en esa actividad.
En cuanto al primer punto, es muy importante conocer que capacidades tiene la persona en el momento actual, ya que de aquí partirá todo el proceso. Las evaluaciones propias de cada disciplina, así como la observación del desempeño, nos guiarán en esta estimación. De este modo podremos asegurarnos de que el aprendizaje resulta significativo (Ausubel), esto es, está en conexión con los conocimientos previos de modo que (incluso neurofisiológicamente) sean eficaces.
Para el segundo punto es imprescindible que el objetivo inmediato de aprendizaje que elijamos se ajuste al nivel de desarrollo próximo de la persona. En rehabilitación se habla de objetivos realistas y a corto plazo. Si elegimos uno demasiado sencillo, corremos el riesgo de que no mantenga el interés o bien no se avance tanto como seria posible. Por otro lado, si elegimos uno demasiado exigente, es probable que se frustre y pierda confianza. Por eso es importante que tanto los objetivos globales como los de cada sesión sean ajustados a lo que la persona puede terminar haciendo por sí misma en esa misma sesión (y no a lo que a nosotros nos gustaría o lo que la persona espera de nosotros).
El tercer punto no es menos importante que los dos anteriores. El mediador hace que la persona pase de no poder hacer una tarea, a poder hacerla con su ayuda, hasta por fin realizarla de forma autónoma.Podemos llegar a ello de diferentes formas:
• Haciendo uso de herramientas que apoyen la adaptación del aprendizaje (todo tipo de material, desde un antideslizante hasta una colchoneta).
• Utilizando el lenguaje como mediador del proceso, siempre que sea posible, ya que permite la transmisión de información abstracta. Por ejemplo, si queremos que la persona recapacite sobre lo que se ha conseguido o generalice el aprendizaje a otras situaciones, podemos hacerlo de forma explícita a través del lenguaje. Se puede hacer en forma de explicaciones, más adelante pasar a hacer preguntas que la persona vaya siendo capaz de contestar, para que después pueda plantearse y responder por sí mismo al interiorizarlas.
• Mostrando la acción directamente para que la persona la imite, haciendo de modelos (modelado, aprendizaje vicario), cuando no puede mediar el lenguaje debido las capacidades de la persona o bien cuando resulta más complicado describir que mostrar.
En la práctica se utilizan combinadas según se requiera.
Puede guiarnos en el proceso intervención el concepto de andamiaje (Bruner). Se utiliza esta metáfora para explicar cómo ha de ser la ayuda del mediador: como hacen los andamios de un edificio, aposentan la estructura mientras ésta se va construyendo, siendo transformados según necesite la construcción, para irse eliminando poco a poco hasta que llega el punto en que el edificio se mantiene por sí mismo y las ayudas pueden desaparecer. Asimismo, en rehabilitación, partiendo de una tarea al alcance de la persona, procuramos ayudas a la persona, retirándolas poco a poco y en el momento adecuado para estimular el aprendizaje que permita realizarlo por sí misma, tanto en el desarrollo de capacidades como de actividades.
Otro concepto que nos puede ayudar en este punto es el de aprendizaje mediado (Feuerstein), que es la forma en que los estímulos (externos o internos) son transformados por el mediador que, haciendo uso de su intención, conocimiento y emociones, selecciona y organiza los estímulos adecuados para la persona, de manera que en el futuro logre identificar, seleccionar y organizar los estímulos por sí misma y de forma interna. Incluye la idea de que la implicación intencional y emocional del mediador en el proceso de aprendizaje resulta de vital importancia para promover la motivación en la otra persona. La actitud del mediador, su implicación, y no únicamente las ayudas que presta, son el motor del aprendizaje y cambio. Este concepto lo podemos relacionar con el de presencia terapéutica (que trataremos de desarrollar, si es de interés, en otro artículo).
En la experiencia de aprendizaje mediado (EAM) (Feuerstein) se concibe el proceso de aprendizaje como una experiencia de enriquecimiento y desarrollo por parte tanto del mediador como de la persona. Puede sernos de gran ayuda este concepto, ya que como mediadores nos abre a la experiencia de enriquecimiento que supone este papel, y nos sitúa en una posición que en ocasiones puede cambiar nuestra perspectiva del tratamiento, no solo de dar, sino también ser conscientes de lo que recibimos en ese proceso. Cuando el mediador se implica de forma activa en la tarea, el aprendizaje cobra significado y se involucra la motivación del sujeto. La tarea de aprender es reforzante cuando la persona experimenta que a través de ese aprendizaje pasa a ser capaz de hacer algo que antes estaba fuera de su alcance. Es misión del mediador recapacitar y hacer consciente a la persona de ello siempre que se pueda.
En conclusión, estos conceptos extraídos del contexto educativo, nos pueden ayudar a tener claro qué ocurre y donde nos situamos en cada momento cuando afrontamos la tarea de enseñar a alguien.
Emma Gil Orejudo. Neuropsicóloga