Pasaremos a analizar algunas de las peculiaridades que, a menudo, definen el lenguaje de los sujetos con autismo.
Ecolalias:
- Inmediatas o demoradas.
- Exactas (repiten exactamente lo que acaban de oír) o modificadas (repiten cambiando algunas palabras).
- Funcional (hay intención comunicativa) o no funcional (no existe intención comunicativa; es una estereotipia).
Inversión pronominal:
- Confusión de los interlocutores (cambian el “yo” por el “tú”), lo cual no da muestras de un problema sintáctico o léxico sino de una causa mucho más oculta, de fondo.
Graves alteraciones en la comprensión:
- No captan los dobles sentidos.
- Tienen una comprensión literal.
- Muestran claras dificultades con los términos abstractos.
Alteraciones en la prosodia:
- Tono muy agudo y monocorde.
- Entonación aniñada.
- Habla infantilizada.
- En algunos casos, las emisiones se formulan siempre con tono interrogativo.
Escasa o nula intención comunicativa:
- Preguntan y responden muy poco.
- No responden a su nombre.
- Saben decir las palabras pero no las emplean para lograr algo -el lenguaje, en muchos casos, no es funcional-.
- Reducido contacto ocular con el interlocutor.
Implicaciones:
- Es muy común que los déficits en el lenguaje se acompañen de rabietas porque no entienden lo que queremos decir.
- Simbolización alterada: no entienden los términos abstractos. Para ellos el lenguaje es puramente conexionista, lo que hace que la comprensión del mundo se les antoje mucho más compleja.
Además de todo lo comentado anteriormente, cabe destacar que la mayor parte de la enseñanza tiene un soporte verbal. Por este motivo, se ven más limitados a la hora de poder adquirir las competencias que se transmiten a través del lenguaje.
Por último, haremos mención a una de las conductas lingüísticas más característica: muchos de los individuos con autismo no suelen hablar y, cuando lo hacen, llama la atención su carácter frío, impersonal y distante.
