Las EXPRESIONES EMOCIONALES consisten en todas las manifestaciones que tú tienes hacia el ambiente (de tu cara, tu entonación al hablar, tu posición corporal, y en definitiva todo lo no verbal, etc.). Aprendamos a gestionar esas expresiones.
El AFECTO es un componente bien interesante. Es la manera en que nos influimos mutuamente a nivel emocional. Es una forma de lenguaje. Si te has dado cuenta, hay gente que te cae mal porque sí, y no te ha hecho nada, pero ya te cae mal. Y hay gente que ves y ya es tu mejor amigo, y tampoco ha hecho nada.
Cuando desarrollamos amistades, no depende simplemente de compartir un espacio, unos estudios, una carrera universitaria, unos hobbies, unos intereses económicos etc. , sino también de la conexión emocional que hay. No es que te guste lo mismo que a mi o que te disguste lo mismo que a mi. Nosotros realmente el AFECTO lo usamos como forma de comunicación y acercamiento, es el gran botín, lo más apreciado que hay.
Que tú me muestres AFECTO, no tiene precio. ¿Y qué es el Afecto? El AFECTO es afectar a otra persona, yo saber que te afecto, que mi presencia te llena, te cambia algo, pues es algo magnífico.
La comunicación emocional, la comunicación fundamentada en el AFECTO, se supone que es propia de especies muy evolucionadas, pero de pronto no somos tan inteligentes, genios y evolucionados en materia de AFECTO, porque a veces no sabemos leerlo y menos transmitirlo.
Como es tan apreciado, vamos a encontrar muy frecuente que la gente luche tanto por el afecto de alguien que se aguante por cosas que no son justas. Uno, por ejemplo, podría tener un jefe para el que trabaja, en el que más allá del sueldo, quiere su aprobación. Le llamamos así, pero ¿sabes qué es? Es AFECTO. Quiero afectarte, quiero que mi yo, yo aquí, te afecte a ti, te resulte importante.
El CHANTAJE EMOCIONAL arranca ahí exactamente, en el amor, en las relaciones de trabajo, jerárquicas, horizontales, …, no importa, arranca realmente. La gente, a veces, por no perder el AFECTO de alguien, hace cosas que no quisiera hacer, y en otras ocasiones, encontramos que algunos ( de manera incluso inconsciente), pueden hacer mucho daño, restringiendo y castigando a través del AFECTO.
Castigamos como decían los abuelos: ¨con el látigo del desprecio¨.
Tenemos dos valencias respecto al Afecto: Positiva y negativa. Como no nos gusta la negativa, sino que nos encanta influir positivamente en las personas, es por ello que le damos menos valor a las emociones negativas, es decir, las callamos, porque eso querría decir que yo estoy en peligro de que tú no me trates bien. Además , descalificamos a las personas que dicen las cosas. Incentivamos de alguna manera a que la gente no nos diga la verdad, no cuente lo que realmente piensa.
¿Por qué? Por nuestra permanente espiral de pedir afectivo positivo. Siempre queremos que nos den ese tipo de cariño, y por tanto incluso nos reunimos a criticar a alguien que es sincero, que dice lo que le molesta. Para ello tenemos ya grandes discursos desarrollados.
Recuerda que, SIEMPRE EMOCIÓN LE GANA A LA RAZÓN (Neurológicamente demostrado) e INSTINTO LE GANA A LAS DOS.