Cuando se habla de crianza de los hijos parece que siempre viene a la cabeza la figura de la madre, ¿pero debe ser así? Solo había que ver las reuniones de las escuelas cuando antes apenas iban padres y siempre eran las madres las que sacaban tiempo para preocuparse de las cosas de sus hijos. Actualmente eso ha cambiado y cada vez son más los padres los que se preocupan de la crianza de sus hijos, en cualquier aspecto. Porque la única diferencia que hay entre un padre y una madre a la hora de criar a los hijos es que los padres no amamantan.
Un padre no amamanta pero tiene las mismas responsabilidades
Pero que un padre no amamante no significa que no deba tener las mismas responsabilidades que la madre en cuanto a la crianza y el cuidado de los hijos. Los padres también disfrutan de los momentos de cercanía con sus hijos, de las canciones de cuna, de sentirles en el pecho, de escuchar cómo respira, de saber que esa pequeña criatura crecerá a su lado y se convertirá en una u otra persona dependiendo de la educación que le proporcione diariamente.
Los padres también quieren a sus hijos de forma incondicional aunque no hayan crecido en su vientre ni hayan pasado un inmenso dolor para traerles al mundo. Esto es sin duda cosa de mujeres, pero… Los hombres que pueden admirar la magia de la vida en el cuerpo de sus parejas, sin duda, admirarán tal proeza.
Afortunadamente los roles de género han cambiado y cada vez son más los padres que se dan cuenta que tienen exactamente las mismas responsabilidades que las mujeres tanto dentro como fuera del hogar. Un padre no tiene que ‘ayudar’ en las tareas domésticas, ni tampoco en la crianza de los hijos, porque es su total responsabilidad también. Las interacciones de los hijos con sus padres se quedarán marcadas para siempre en el corazón de los niños, unas marcas que le ayudarán a desarrollar de forma más positiva o negativa su personalidad y sus emociones.
La importancia del padre en la vida del niño
Tanto padres como madres pueden cometer errores en la crianza, y eso es normal. Nadie es mejor o peor por equivocarse o pensar que no se equivoca nunca. Para poder ser un buen padre resulta fundamental que primero, se tenga en cuenta el propio bienestar emocional. Si un padre se deja arrastrar por su mal humor, por el estrés, la ansiedad… esto puede causar un grave impacto en el desarrollo emocional de sus hijos y causar consecuencias temibles en su personalidad.
Los niños desde que nacen necesitan la presencia de su padre de forma afectuosa, cercana y amorosa. Si el padre convive con sus hijos deberá centrarse en ser un padre que sepa cómo calmar las emociones de su hijo, que sepa abrazarle y quererle y al mismo tiempo, marcar límites desde la disciplina positiva y el profundo respeto hacia su hijo, mirando siempre por su bienestar pero también, por el del pequeño.
El vínculo emocional hacia el padre
Es cierto que el padre no amamanta, pero también nutre a los hijos a través del vínculo emocional que crea con sus hijos. Los padres deben velar por mantener un vínculo emocional estrecho y sano con sus hijos, donde estén disponibles emocionalmente siempre, donde sepan reconocer a sus hijos y valorarles siempre. Enseñar a los hijos a aprender de los errores pero también a superar las frustraciones.
Los padres también deben participar en la crianza de sus hijos, deben estar presentes cada día. Estar presente no solo es jugar y divertirse con los niños…. Un padre que está presente también es el que está seguro de sí mismo y aunque se preocupe cada día por el bienestar de sus hijos, será capaz de ofrecerle una educación que permita a sus hijos crecer con un buen equilibrio emocional y felicidad.
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