Si quieres creer en ti, necesitas fracasar.


Durante una conferencia en el Festival de Cine de Slamdance, Neil Young (cantante y compositor) defendió la idea del fracaso como catalizador de la confianza personal.

 

 

Durante las últimas décadas, la idea de “éxito” se ha convertido en uno de los pilares más sólidos de la narrativa social dominante. Casi siempre desde una perspectiva económica, “tener éxito en la vida” se presenta como una meta deseable pero bien definida dentro de las coordenadas de la propiedad y la acumulación.

En dicho contexto, el “fracaso” parece entonces una opción aborrecible, una realidad que debe eludirse a toda costa y con todos los recursos posibles; y si acaso se presenta, entonces negarla, esconderla, hacer como si no sucediera.

Sin embargo, ambas circunstancias forman parte de la vida en el mundo y, por lo mismo, pueden presentarse siempre. Al menos una vez en nuestra existencia tendremos éxito en algo y también, por otro lado, al menos una vez fracasaremos en algo, inevitablemente. Pero sólo si entendemos que en ambos casos, la noción debe entenderse de acuerdo a nuestro propio contexto, no en el de una narrativa que se impone desde otro lugar.

En 2012, como parte del Festival de Cine de Slamdance, el cantante y compositor Neil Young sostuvo una conversación con su amigo Jonathan Demme, director de filmes como The silence of the lambs (1991) y Philadelphia (1993), una suerte de “conferencia magistral” en la que Young habló de la importancia que tiene en la vida fracasar:

La otra cosa que tenéis que estar dispuestos a hacer, realmente capaces de abrazar y aceptar y realmente acoger en vuestras vidas con los brazos abiertos y una visión muy, muy amplia, es el fracaso. Aseguráos de darle siempre la bienvenida al fracaso. Decid siempre: Fracaso, encantado de tenerte, ven. Porque así no tendréis ningún temor. Y si no tenéis miedo y creéis en vosotros mismos y os escucháis a vosotros mismos, sois los números uno. Todo lo demás está detrás de vosotros, vuestro nombre está por encima. Es vuestra vida, vuestra película. A la mierda con todo lo demás.

 

 

¿Cuál es la diferencia entre esta noción de fracaso que defiende Young y la de la narrativa hegemónica? ¿Por qué el cantante nos invita a abrazar los fracasos que otros nos instan a evitar?

El matiz podría calificarse de existencial: los fracasos de los que habla Young son aquellos ligados a nuestras experiencias vitales, esos fracasos pedagógicos que nos enseñan algo de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, que en cierta forma nos transforman porque nos hacen ver algo de nuestro ser que antes no conocíamos. De ahí la relación entre fracaso y temor, porque fracasar también implica darnos cuenta de que de nuevo es posible salir avante.

Frente al imperativo del éxito y la posesión, vivir a sabiendas de que es posible y acaso necesario fracasar, resulta en una dialéctica de reconocimiento continuo que nos devuelve una forma más auténtica, más propia, de nuestra existencia.

Fuente: www.culturainquieta.com

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