La adolescencia es quizás, la etapa más especial del ser humano. Es el momento donde más cambios se producen (físicos y psicológicos). No todos los adolescentes transitan esta etapa con bienestar y arrastran hasta la edad adulta las secuelas de un periodo donde la depresión es muy común debido a diferentes factores. Por eso, los padres tenemos que estar atentos a esa evolución de nuestros hijos y cuidar de que el paso por la adolescencia sea lo más equilibrado posible.
Las señales de que un adolescente se encuentra en un estado de depresión patológico pueden ser detectadas por los padres de familia, alertaron psicólogas.
Emilia Lucio de la Facultad de Psicología de la UNAM, comentó a Publimetro que los adolescentes presentan ciertas actitudes de depresión por los cambios propios de su edad, pero que hay conductas que modifican drásticamente y dan cuenta de un padecimiento crónico.
Dijo que los padres deben estar atentos a los cambios repentinos de sus hijos y ver si éstos son un comportamiento momentáneo o constante.
Aquí algunas actitudes de los adolescentes que deben observarse:
- Pérdida de interés generalizada.
- Aislamiento repentino cuando normalmente eran más sociables.
- Cambiar patrones de sueño, que no duerman bien por las noches o lo hagan mucho durante el día.
- No bañarse por varios días o semanas.
- Bajar promedio escolar.
- Conductas agresivas y poco tolerantes.
- Hablar constantemente de la muerte o de que están tristes.
- Comenzar a regalar las cosas que más les gustaban.
- Cortarse el cabello de forma atípica, no por moda, sino por un deseo de querer lucir mal.
- Dejar de comer o hacerlo de forma anormal.
Ante dicho escenario, Emilia Lucio advirtió que la comunicación con los adolescentes debe ser constante y no esperar a que ellos hayan tomado la decisión de retraerse.
Mencionó que actualmente hay un contexto social que mete a los jóvenes en una sensación de desesperanza y en que el hecho de lastimar o matar es normal.
Al hablar sobre el menor de edad de Monterrey que baleó a su maestra y compañeros de clase para después darse un tiro en la cabeza, la psicóloga consideró que se trata de un hecho enmarcado en la violencia a la que están expuestos los jóvenes.
Expresó que actualmente los chicos quieren hacerse notar más por las conductas negativas porque son las que se replican en los medios de comunicación o las redes sociales, más que por logros o acciones de éxito.
En algunos medios se dio a conocer que el joven regiomontano había anunciado a través de redes sociales lo que iba a hacer y sus actos serían difundidos en una transmisión en vivo.
Al respecto la especialista de la UNAM llamó a los medios de comunicación a hablar más de historias en las que los adolescentes resalten por acontecimientos positivos y no aquéllos en los que prevalece la agresión.
Mientras que la Claudia Sotelo, psicóloga del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), puntualizó que se debe educar a los hijos no para competir sino encontrarle el gusto al hecho de aprender y la utilidad que implica.
Señaló que tanto padres como maestros deben darse a la tarea de enseñar a los jóvenes a conocer sus emociones y expresarlas para poder saber cómo canalizarlas de forma positiva.
Ojo con los “adolescentes invisibles”
Claudia Sotelo refirió que en las terapias psicológicas se han detectado a los niños o adolescentes invisibles, es decir los menores que no son atendidos por los padres aún cuando los tienen presentes.
Explicó que son chicos cuyos padres están ensimismados en actividades laborales o de casa y cuando están con sus hijos no les hablan ni tienen manifestaciones de afecto.
Los padres se enteran de lo que pasa con sus hijos hasta que incurren en conductas negativas que pueden resultar fatales como el suicidio.
De manera inconsciente, dijo, los adolescentes buscan hacerse notar por actos negativos: mala conducta, bajar sus calificaciones, hacerse pipi en la ropa o lastimarse.
Tales acciones se presentan porque los hijos saben que los padres no prestan atención a sus actividades y pierden interés en todo los que hacen, al grado de poner en riesgo su vida.
Ambas especialistas coincidieron en fomentar la convivencia personalizada y no privilegiar la comunicación a través de los dispositivos móviles porque eso desensibiliza a los menores.