Partió en noviembre de 2013 desde la costa Este de Estados Unidos y dos años después recaló en el colegio Nuryana, de La Laguna. Es un barco, un pequeño navío que navega siguiendo las corrientes y los vientos del océano Atlántico con la intención de conectar el mundo.
Este bote, que forma parte de un proyecto educativo y científico-técnico de la Escuela Bonny Eagle de Maine, se está convirtiendo en la estrella del centro escolar tinerfeño, cuyos dirigentes aprovechan la visita para mejorar la formación que reciben sus estudiantes. De eso se trata. La iniciativa estadounidense, que suma nueve de estos barcos, implica que en cada parada se vaya acumulando información al barco y se emplea como experiencia única en el programa educativo.
En el caso tinerfeño, el pequeño buque solo ha realizado dos paradas previas, según indica uno de los profesores responsables de coordinar la acción en el Nuryana, Alejandro Cruz, explica que antes de la Isla ha atracado en Galicia y Portugal. El mecanismo incluye que cada colegio que lo reciba añada algún elemento personalizado, dando pistas de su trayecto.
«Aún así, cada uno de los nueve barcos que forman parte del proyecto está equipado con un sistema de GPS por el que los centros estadounidenses controlan su viaje», indica Cruz. Por eso ya saben en el otro lado del océano que uno de los navíos está en Canarias. Es otra de las magias de esta iniciativa internacional, que ha servido para unir a jóvenes de uno y otro lado. «Dentro de las acciones, el colegio ha programado una conexión vía Skype entre nuestros estudiantes de primero de Educación Secundaria Obligatoria y un grupo del colegio estadounidense Bonny Eagle», añade el profesor.
Fue precisamente Cruz quien llevó a la idea al Nuryana, puesto que el barco lo encontró cerca de Anaga un grupo de biólogos compañeros de carrera del docente. «Al colegio le pareció una buena iniciativa y están todos los alumnos revolucionados», resume el profesor quien añade que están participando todas las etapas, desde Infantil a Bachiller.
«Se usa el barco para abordar contenidos del programa, como historia a través de descubridores o geografía con la información de las corrientes o los vientos», señala el profesor quien apunta que también se están desarrollando destrezas en inglés, el idioma de origen del proyecto.
«Los alumnos de Bachillerato están elaborando un vídeo en el que se incluyen todas las actividades del centro relacionadas con el barco, narrado por ellos mismos en inglés y con subtítulos en español», informa Alejandro Cruz quien señala que «también van a incluir toda la información en un código QR».
Además, la iniciativa se completa con otras acciones más manuales: «Se está reparando la vela porque ha llegado rota y se pintará la quilla para añadirle la bandera de Canarias», dice el profesor quien comenta que la aportación tinerfeña al equipaje del barco será una carta plastificada con las actividades realizadas en el centro.
Luego tocará devolverlo al mar para que siga su camino, cuestión que esperan poder realizar aprovechando una excursión de Primaria para ver cetáceos en unos meses.