«Recortar en los apoyos educativos a niños con necesidades especiales es vulnerar sus derechos. Estos niños tiene derecho a las mismas oportunidades que cualquiera. Es una cuestión de justicia y de dignidad social». A. Sánchez, padre de una niña con síndrome de Down, explica así el sentimiento que embarga a cientos de padres al comprobar como el Departamento de Educación está metiendo la tijera de los recortes en este ámbito. La plataforma Nees (necesidades educativas especiales), que agrupa a las familias de estos niños, no está dispuesta a permitirlo y ha intensificado sus movilizaciones ante el departamento.
«Hasta ahora sí que disponíamos, más o menos, de recursos educativos. Pero poco a poco se van recortando. No es que se note de golpe un recorte muy exagerado, pero cada vez es un poco más. De tal manera, que cuando se echa la vista atrás se comprueba que la situación ha cambiado. La inclusión es una realidad teniendo apoyos. De lo contrario, se corre el peligro de echar por tierra esa inclusión», advierte A. Sánchez.
David P., integrante también de la asociación de Síndrome de Down de Álava, explica que un «recorte es cuando hay más niños con necesidades educativas, pero sigue habiendo los mismos profesionales. La atención, en esas condiciones, es menor».
Silvia Herrero, miembro de la Plataforma Nees, abunda en que el sistema educativo está obligado a ofrecer una enseñanza normalizada, integradora y de calidad a los alumnos con necesidades educativas especiales. «Para ello debe responder a sus necesidades específicas, dotándolos de los recursos personales y materiales». De estos recursos dependen en gran medida las capacidades de estos niños en el futuro. Sin embargo, las familias constatan como esta filosofía «dista cada vez más de la realidad, yendo a un modelo de atención cada vez menos integrador y normalizador, acercándose poco a poco a un enfoque más asistencial y menos educativo».
Desde Educación, se niegan los recortes, pero Herrero asegura que la información que facilita el departamento deja lagunas. «Necesitamos más y mejor información veraz y que se habiliten cauces de comunicación y participación para las familias. Se trata de conocer los apoyos específicos que se ofrece, además de los cambios y ajustes que se producen de curso en curso».