Es importante la detección precoz y tratamiento posterior de la depresión durante y después del embarazo. La cantidad de personas afectadas por este trastorno es mayor de lo que se pensaba, entre un 6% y un 8%, en España.
Los factores de riesgo son: tener antecedentes de depresión, sentimientos ambivalentes (experimentar emociones positivas respecto al embarazo y el nacimiento pero también pensamientos negativos de miedo, ansiedad o dudas), cambios en la situación económica y/o laboral, cambios en el habito del sueño, falta de apoyo social, problemas en la pareja, incremento del estrés, abuso de sustancias, embarazos no planificados, baja capacidad a la frustración y baja autoestima.
Ahora bien, hay otro factor que comienza a tener relevancia. Se trata de la necesidad/obligación de ser “una supermamá”. Una mujer actual, que desea volver a incorporarse a su vida laboral rápidamente, que desea ser una madre ejemplar, que ha leído un sin fin de libros sobre el embarazo y los cuidados del neonato. Una mujer que desea volver a recobrar el físico que le demanda la sociedad rápidamente. Es decir, una persona sobre cargada de responsabilidades tanto con los demás como con ella misma.
Trabajar la autoestima, la asertividad, la inteligencia emocional y la relajación son herramientas que ayudan a sobre llevar tal carga y favorecen el bienestar personal, que es lo que al fin y al cabo se trata.
