Los abuelos pueden ser de gran ayuda en el cuidado de los niños, sobre todo cuando a los papás les falta tiempo. Sin embargo, no hay que «abusar» de los abuelos, ni confundir papeles.
Contar con los abuelos es un recurso muy valioso: han sido padres y pueden ofrecer muchos consejos útiles. Del mismo modo, pueden ser de gran ayuda con los cuidados del niño.
Con el nacimiento del bebé, los abuelos también adquieren un nuevo papel. Como abuelos, se ven obligados a ceder el «mando». Sin embargo, no siempre este papel «secundario» es fácil de aceptar.
Responsabilidades distintas
El rol de los abuelos no debe confundirse con el de los padres. El papel de los abuelos se concentra en los aspectos más agradables del cuidado del niño y no en los aspectos educativos. A los abuelos les corresponde dar apoyo.
Es importante mantener una distinción clara de los papeles. Por consiguiente, es «justo» que los abuelos concedan algunos caprichos a los nietos y que se adopten, en su justa medida, reglas diferentes (aunque no deben chocar con las normas de los padres).
Es necesario que entre los padres y los abuelos exista una relación serena, libre de celos y respetuosa, en la que abunde el diálogo.
Ayuda, sin abusar
Los nuevos padres no deben abusar de la disponibilidad de los abuelos. La familia no pude depender de los abuelos, aunque en muchos casos sin su ayuda, la conciliación laboral y familiar sería imposible.
Los abuelos deben prestar su ayuda y apoyo de manera libre y no forzada. Al mismo tiempo, deben respetar las decisiones de los padres, evitanto críticas o soluciones fáciles, y limitándose a aconsejar y a apoyar a la nueva familia.
Por su parte, los padres deben respetar las ideas y consejos de los abuelos. Sin embargo, es muy aconsejable que desde el principio se expongan de manera clara y concisa las reglas y los límites que afectan al pequeño.
