- Este comportamiento se ha detectado en personas que han pasado períodos de encierro en hospitales, cárceles o que han sido secuestradas
- Los ancianos o los hipocondríacos serían los sectores más expuestos: “Es fácil que digan: yo me quedo aquí, no vaya a ser que me contagie y me muera”
- En su versión más extrema podría derivar en una agorafobia o miedo a estar en espacios abiertos. Pero los expertos insisten en que hay herramientas para tratarlo.
Sexta semana de confinamiento. Más de cuarenta días de encierro en casa. Hay quien baja a la compra, a la farmacia o al estanco. Pero también quien vive el aislamiento de manera rigurosa. Personas que no han puesto un pie en la calle desde que se decretó el Estado de Alarma. Y puede que algunos de ellos no quieran hacerlo aún cuando el Gobierno levante la reclusión. Es el llamado ‘síndrome de la cabaña’. Publicidad
“Cuando se pueda salir, hay gente que no va a querer hacerlo”, cuenta a NIUS Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario y psicoterapeuta. Especialistas como él alertan de que hay personas a las que el desconfinamiento no les va a producir la felicidad que debería. “Cuando estás confinado en un sitio pequeño, con poca movilidad, lo que ocurre es que tu energía baja. Te acomodas a la situación. Te acostumbras a vivir en ese mundo. Entonces empiezas a generar un miedo de lo que pueda ocurrir el día que tengas que salir al exterior”, comenta Peñalver.
El ‘síndrome de la cabaña’ es un término muy reciente en psicología, pero que se ha estudiado en personas que han vivido privadas de su libertad. “Se ha constatado en pacientes que han pasado largas temporadas en habitaciones de hospital, en presos que han cumplido condena en cárceles e, incluso, en gente que ha estado secuestrada”, asegura este especialista.
Personas mayores, hipocondríacas o que sienten rechazo social, las más predispuestas a sufrirlo
Para Peñalver, los ancianos son los más expuestos a desarrollar este síndrome y que su aislamiento se cronifique. ¿Por qué? Porque son el grupo de mayor riesgo, el sector de la población más vulnerable ante el virus. También, según explica, el que puede desarrollar un mayor miedo a la hora de cruzar la puerta. “No trabajan. Muchos tampoco tienen rutinas ni demasiada vida social. Es fácil que digan: yo me quedo aquí no vaya a ser que me contagie y me muera”, comenta Peñalver. Publicidad
Ovidio Peñalver es psicólogo y psicoterapeutaCEDIDA
Porque el miedo al contagio es una sensación subjetiva y algo que puede llegar a frenarnos a la hora de salir al exterior. Es lo que dice la psicóloga Laura Baliña. “El desconfinamiento no va a afectar por igual a todos, va a depender de la percepción que cada uno tenga del riesgo. La percepción subjetiva hacia un posible contagio es algo que indudablemente nos puede paralizar”, comenta a NIUS esta psicóloga.
El desconfinamiento no va a afectar por igual a todos, va a depender de la percepción que cada uno tenga del riesgo
Salir a la calle puede ser un trance especialmente duro para los hipocondríacos. “Saldrán, pero con mucho miedo y muy poquito a poco”, puntualiza Peñalver. Porque cuando el grado de miedo a enfermar es severo, la mejor opción para ellos será quedarse en casa. “Una de las manifestaciones del síndrome son los pensamientos catastrofistas y muy negativos: a ver si voy a salir y me voy a contagiar, a ver si voy a tocar algo y me infecto… Son pensamientos que te llevan a evitar salir porque provoca miedo”, explica. “Va a haber gente a la que el primer día, cuando puedan salir, se les va a acelerar la respiración, van a hiperventilar, tener un mayor ritmo cardíaco y esto, llevado al extremo, podría provocar ataques de ansiedad y de angustia importantes”, asegura.
Laura Baliña trabaja como psicóloga sanitariaCEDIDA
Las personas que ya tenían una predisposición a aislarse socialmente antes del confinamiento son otro de los grupos de riesgo. Es lo que asegura la psicóloga Ángeles Franqueira. Ella considera que el ‘síndrome de la cabaña’ podría darse en personas que se sienten rechazadas socialmente. “Hay personas que se sienten incomprendidas y que tienden a encerrarse en sí mismas. Cuanto más evitan a los demás, más solas se sienten y menos ganas tienen de salir de casa para buscar ese contacto social”, comenta. “Si tú crees que los demás no quieren estar contigo, que no se acuerdan de ti, entras en un estado depresivo que te puede llevar a querer no salir de casa”, añade.
Miedo a los espacios abiertos: agorafobia
En su versión más extrema, dicen los expertos, el ‘síndrome de la cabaña’ puede generar agorafobia, o lo que es lo mismo, el miedo a verse en espacios abiertos. “Esta fobia puede surgir tras un estado prolongado de aislamiento en personas a las que ya les costaba salir de casa solos. Son personas a las que les agobia esperar en una cola, usar el transporte público, ir a campos de fútbol… A este tipo de personas, en el momento en el que puedan salir a la calle, les va a costar mucho y probablemente no lo hagan”, comenta Franqueira.
La situación de confinamiento actual es algo inédito. Nunca antes en la historia reciente habíamos vivido algo similar. Por eso, para los especialistas, es difícil saber cuáles son las consecuencias que este aislamiento forzoso tendrá en la población. Pero insisten en que hay fórmulas para afrontar este tipo de problemas. “Es algo que se debe normalizar. La gente debe saber que le puede pasar y que existen soluciones”, explica Peñalver. En algunos casos, podrá solucionarse con sencillas técnicas de relajación y respiración. En otros, requerirán del apoyo de especialistas.
Ángeles Franqueira lleva trabajando casi 30 años como psicóloga en A CoruñaNIUS
Tienen predisposición los hipocondriacos,los compulsivos obsesivos, paranoides creo yo el grupo familiar tiene un importante rol en cuanto a la dinámica y evitar ver o escuchar noticias relacionadas con el covid19
En realidad como psicólogo creo lo mismo a muchas personas les va a costar trabajo volver a la normalidad por el miedo al contagio o al COVID 19, especialmente las personas de mayor edad y aunque los psicólogos los motivemos para ellos es muy difícil aceptarlo, en fin todos vamos a tener esos temores pero hay que enfrentarlos con relajación y terapias alternativas.