Estamos inmersos en nuestro entorno. Desde pequeños, interaccionamos con él produciéndose una transacción recíproca continua, de tal manera que el más mínimo desajuste puede desembocar en angustia como respuesta ante ello, como mecanismo de reequilibrio, o producirse algún grado de somatización en forma de indisposición, dificultad para conciliar el sueño y otros efectos […]