Las neuronas se comunican entre ellas a través de pequeños impulsos eléctricos que se pueden medir. A esto le llamamos ondas cerebrales. Estas ondas tienen diferentes tipos de frecuencia, unas son más rápidas y otras más lentas.
Nuestra actividad cerebral y nuestras vivencias o experiencias diarias son inseparables de esta actividad. Así pues si estamos relajados, tranquilos, optimistas o emocionados positivamente por la presencia de buenos amigos, tendremos una composición de ondas que podría variar en gran medida si por el contrario estamos ansiosos, deprimidos, irritables, impulsivos, con insomnio o con una sensación constante de soledad y abandono.
Si el Sistema Nervioso Central tiene un desequilibrio se podrá observar que estas ondas están alteradas. El desequilibrio conlleva malestar e incluso patología que afectará a la calidad de vida.